martes, 3 de noviembre de 2009

RIMA XIV

Te vi en un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

Adonde quiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear,
mas no te encuentro a ti; que es tu mirada
unos ojos, los tuyos; nada más.

De mi alcoba en el ángulo lo miro
desasiaos fantásticos lucir.
Cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fautos que en la noche
llevan al caminante a perecer;
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero a dónde me arrastran, no lo sé.